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lunes, 21 de junio de 2010

Lo que pasa...(Herencias malditas III)

Hace un tiempo hablábamos en este blog de la herencia maldita que dejaron Los Redondos cuando se separaron: un público jodido rompiendo las pelotas aquí, allá y acullá.
Se me puede tildar de "intolerante", de "discriminativo", de que no distingo la necesidad que la pobreza y la miseria causa en las personas. Que entre Micki Vainilla y yo (para no decir entre Mauricio Macri y yo) no hay ninguna diferencia, que sólo me falta salir a marchar por "mano dura y seguridad".
Okey, háganlo. No me va a calentar. Porque lo que trato desde acá es humildemente marcar diferencia.
Por qué? Porque todo lo que hicieron los políticos de cuarta que tenemos con nuestro país se traduce en ésto: que nos tengamos que bancar bombardeos informativos y culturales de cuarta, como ellos.
Que para difundir un proyecto, un producto, haya que sumergirse en la mayonesa masiva del criterio periodístico mediático, para el que es lo mismo Ricardo Fort cantando una porquería que no es de él, que un tipo que se mató estudiando, compuso su material y pasó el tamiz para ser considerado "difundible", con "nivel industrial", etc.; un parámetro de prensa que incluye en la misma bolsa a Shakira, El Polaco, Cumbia Pop (¡qué antiguo!) y -ponele- La Mississippi; una globalidad sin matices de ningún tipo.´
El empobrecimiento de la educación ha hecho que, entre otras cosas, ocurran tragedias: un tipo educado no sale a rockear con su bebé, ni improvisa guarderías en un baño, ni intenta burlar reglas básicas de seguridad y convivencia, con bengalas en lugares cerrados o provocando avalanchas para entrar gratis, ni busca enfrentarse porque sí con una policía entrenada para reprimir que tira primero y después pregunta, ni ninguna de estas cosas.
No entraremos en detalles de lo que ha pasado reiteradas veces: la crónica del rock argentino en los últimos años vende más por este lado que por la calidad de los "nuevos referentes e intérpretes".
Pero hay un detalle que viene a cuento ahora que uno de los tipos más importantes del rock argentino, Gustavo Cerati, está pasando por un muy duro momento de salud: durante años, en los recitales de los Redondos y en otras bandas "del palo", hubo que aguantar cánticos incomprensibles para la gente pensante: "Luca no se murió.../que se muera Cerati la p...".
Más allá de una antinomia no buscada por ninguno de los dos referentes argentinos más importantes de los últimos años (Los Redondos y Soda Stereo), y negada hasta el hartazgo no sólo , por ejemplo, por el Indio o Cerati mismo sino por otros músicos, esta postura pone de manifiesto la tremenda ignorancia y miseria en la que te sume una educación pauperizada y devaluada.
La discusión hay que llevarla hacia otro lado: insisto; antes el rock era una fuerza de rebeldía y autenticidad, de libertad y creatividad. No debería haber lugar para los brutos "patovicas" del rock, ni para los sociópatas y cavernícolas mentales. Tampoco para fundamentalismos y reacciones conservadoras.
Hay más rockanrol en un tipo como Cerati, que se embarca en una gira internacional a los 50 pirulos, con una frecuencia de un disco cada dos años, con novias y trajines que lo llevaron a su actual situación, que, quizá, en los ocho años que unos Divididos idolatrados por el "chabonaje" se tomaron antes de sacar su disco nuevo (no sé si sirve como ejemplo porque el disco está muy lindo también, y Mollo y cía. quizá no se merecen -igual que Gustavo Cerati- entrar en comparaciones explicativas que aclaren sobre tanto estúpido dando vueltas).
Hay más rockanrol en el trabajo bien hecho, la dedicación y la devoción respetuosa de los fans que Cerati se ganó muy bien, que en la gritería que no te deja escuchar los solos de Skay en JIJIJI, o en los cánticos intolerantes y reaccionarios.
Y, ahora con la fiebre mundialista, me permito una última reflexión: de estos cánticos y griterías ensordecedoras, peores que las vuvuzelas sudafricanas, nace el cantar el Himno Nacional Argentino a viva voz, pero no la letra sino la parte musical introductoria. A muchos los conmueve-a la propaganda la pasan todo el tiempo- y a mí me parece ultrademagógico y choto. Aunque también es parte de la "originalidad argentina": otros cantan el himno con letra o hacen silencio ante esos acordes marciales. En fin. Me despido cantando "Aquí está/ la bandera idolatrada..."

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