Cuatro días antes de la tragedia de Velez, donde quedó tirado por muerto Rubén, un chico que fue a ver a Viejas Locas y fue reprimido brutalmente por la policía, hablábamos en este blog sobre el descenso de nivel del rock argentino, la falta de libertad, de vuelo, la cultura del reviente y la droga sin escrúpulos, el lumpenaje y la mugre.
Me he sentido bastante mal, luego de conocerse lo ocurrido, y pensando en el cráneo destrozado de aquel pibe que tenía su entrada, que tuvo que soportar la golpiza de los policías porque quedó rodeado y mezclado con los cavernícolas que abundan...
A posteriori, los debates en diversos foros y la escucha atenta de este rock chabón, para indagar en su lírica el sentido de tanto descontrol y cualquierazgo...No está mal intentar entender...
Y al mismo tiempo enojarse y descargarse, porque lo estábamos viendo venir, estábamos perdiendo aceite por la bancada. No pude evitar sentirme un cruzado, un burgués asustado y parecido a un fascista (así me dijeron algunos polemistas de los foros).
Sólo sé que TIENE que haber algo mejor, y tiene que pasar algo para que vayamos cambiando a esta clase dirigente que tenemos.
Ahi dentro van los empresario chantas e inescrupulosos, los periodistas mediocres y serviles, los artistas que no se comportan en su dimensión social y pedagógica, los mandamáses de uno u otro lado que confunden Estado con Gobierno, los intelectuales que se colocan el cassette y no hacen autocrítica, ciegos de soberbia.
No sólo deseándola vamos a obtener una buena educación, un buen nivel de debate, una optimización y mejor elección de los referentes. Hay que buscarla en el día a día y sensibilizandose para palpar los pequeños logros y saber que al menos los tenemos.
Y me voy yendo porque el cariz que ha ido tomando este mensaje hace que vaya pensando en la música para el final, y no se me ocurre otra canción para musicalizar este epílogo de nota más que "Yo tengo Fe", del autodidacta tucumano Ramón Ortega (que vuelve a la política!?!?!?)
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